jueves, 3 de mayo de 2007

Drama Mex

Conocí a una familia de esas que hacen historia, que marcan época. Una de esas familias que todo mundo recuerda por sus particulares integrantes. Era un matrimonio y cuatro hijos, varones. Todos buenos mozos, intensos y temerarios. Como diría mi tía, eran como la chingada.
Mi familia y la suya convivimos por varios años, en el club, en las vacaciones de verano, en las reuniones de fin de semana. Nuestros padres viajaron juntos en parejas en repetidas ocasiones y otras tantas mis hermanos y sus hijos pasaron juntos semanas de campamento. Claro, sobra decir que yo era como el bicho raro en la sopa, la única niña al rededor. Quizás por eso mi primer novio fue el primogénito de esa familia. Yo tenía 9 años.
Después la vida paso, crecimos, nos mudamos, las familias dejaron de frecuentarse, y aunque el contacto siguió, cada vez fue más distante.
Aun así cuando nos hemos vuelto a ver, ahora ya casados, con hijos unos, divorciados otros, nos saludamos con afecto en memoria de los tiempos de infancia que pasamos juntos. Y por eso cuando sabemos de algún logro, éxito o meta alcanzada por los amigos de esa época, pues no podemos menos que regocijarnos.
En el cine se exhibe Drama Mex, de nuestro amigo de infancia, segundo de los cuatro, nuevo talento en la dirección cinematográfica mexicana. Y aunque debo admitir que no me gusto mucho, si reconocí viejos patrones de los tiempos vividos.
¡En hora buena por Gerardo!

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