viernes, 11 de mayo de 2007

Quiela

Cartas, misivas que cruzan el atlántico lentamente.
Mensajeras de un amor, como tantos. Pero único.
Letras en compás de espera.
Con puntos suspensivos empacadas,
cargadas de añoranza por un tiempo juntos.
Pinceladas de una prosa invalorada, que se guarda en la historia,
en los acervos.
Dulce Quiela angelical, ¿dónde quedo tu dignidad?,
vives del recuerdo de su cuerpo grande, de su amalgama,
y los pinceles. A veces una hojaza de pan.
Muévete Quiela, muévete.
Que la vida es aquí y ahora.
Que el amor, no basta, no es suficiente.
Para vivir hay que moverse.

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