domingo, 22 de abril de 2007

De campamento

De niña las vacaciones con mi familia solían ser campamentos. Durante un mes más o menos, salíamos en carabana varios amigos, otras familias campistas, y recorríamos el país.
Unas veces al norte, otras al sur, mayormente en el centro.
Equipados con nuestros campers y casas de campaña, pasábamos el verano viajando y conociendo nuevos lugares.
Tengo muy buenos recuerdos de esos días y conservo amigos entrañables de entonces.
Ahora, con mi familia, de repente, salimos a acampar por aquí cerca. También vamos en grupo y gran parte de las cosas que yo disfrutaba ahora las disfrutan mis hijos.
Los juegos al aire libre, las excursiones por un río, las guerritas de lodo, las fogatas por la noche, las platicas hasta la madrugada mirando las estrellas y más.
Claro que yo veo todo desde otra postura. Ahora soy mamá, ahora me preocupo por los resfriados, la mugre en sus manos al comer, o si no comen en todo el día por estar jugando. En fin, la vida se encarga de hacernos participes de todo.
Veo con alegría como mis hijos forman ahora las amistades que en el futuro serán entrañables para ellos, y construyen los recuerdos que un día los haran ver la bóveda celestial y descubrir aquel grupo de estrellas que ellos bautizaron de niños.
Regresamos cansados, mugrosos, y felices. Llenos de anécdotas y secretos.
Yo, vuelvo con mi infancia en la bolsa y mi cuaderno lleno de historias nuevas que contar.

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