jueves, 29 de marzo de 2007

Vivir para escribir

"El amor es la locura más lúcida que tiene el hombre"...
Cuando escuche esto, de inmediato me volví a ver de que se trataba. Mire la pantalla, era un viejo.
Sentado recibía las preguntas escritas del periodista, ya que no oía bien. Una a una sus respuestas me fueron cautivando. Su simpleza y sencillez llenas de sabiduría eran inocultables.
Escritor de profesión, de origen oaxaqueño, "a dado las aportaciones mas destacadas al indigenismo" dijeron. Cien años de edad que no representa.
Andrés Henestrosa se llama y en mi infinita ignorancia nunca había oído hablar de él.
Basto ese corto reportaje para que me fascinara. Su forma de ver la vida, su voz alegre y gritona.
Señaló la infancia como "el único paraíso" -ahí todo es azul- dijo. La vejez como la espera y aunque lo único que lo inquieta es la muerte, de ella dijo: "yo no le temo a la muerte aunque la encuentre en la calle. La muerte no lleva a nadie si Dios no le da licencia".
Lo que más me impactó fue cuando reveló el secreto, su secreto, aunque él no lo presentó así. El periodista preguntó -¿cuándo escribe maestro?- a lo que Andrés contestó - siempre, todos los días- Me quedé atónita, repitiendo esas palabras en mi mente. "Todos los días"...y tiene 100 años. ¡Qué maravilla!, el secreto de la longevidad había sido revelado.
Este hombre de juventud acumulada, ha desafiado a la naturaleza mediante sus letras. A mantenido su mente sana a base de darse a los demás, de dejar plasmadas sus ideas, a mano, en papeles orgullosos de ser llenados.
Me sentí feliz de ver a ese hombre, de conocer su secreto.
Me vestí y encendí la computadora.

No hay comentarios: